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Cuando se produce un incendio, la adrenalina nos impide pensar en otra cosa que no sea en la extinción del mismo. Esto forma parte del deseo de supervivencia que, de un modo instintivo, se activa en los seres humanos. Pero ¿sabías que después de controlarlo el peligro no se ha acabado? Los desechos que quedan cuando este ha finalizado deben ser tratados mediante limpiezas especiales, ya que si estas no se realizan oportuna y eficazmente, nuestra salud puede estar en riesgo.

En España los incendios son un problema constante. Así lo afirman y explican diversos expertos en el siguiente vídeo, en donde podemos apreciar que, pese a las estrategias desarrolladas y la eficacia de las políticas de prevención, en buena medida dependen de los ciudadanos. Estos deben ser los más interesados en cooperar, puesto que son los más afectados por la destrucción causada por el fuego.

Fuente del vídeo: Eltiempo.es

Sin embargo, cuando se produce un incendio no solo debemos preocuparnos por el deterioro que el fuego pueda causar. Ciertamente, este es el que mayor destrucción puede producir, pero no es la única fuente de peligro. El humo y el hollín que surgen de la combustión también constituyen un riesgo para nuestra salud, y muchas veces no nos percatamos de ello.

Y es que, a diferencia del fuego, los restos de humo y hollín permanecen después de que aquel se haya extinguido. Su acción en nuestro organismo puede ser imperceptible al principio y, en ocasiones, es muy tarde cuando se detectan las consecuencias.

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